Un conflicto político, feminista y mediático se desató en Trelew luego de una denuncia que involucra a Gerardo Merino. Puerta Violeta y sus aliados han sido claves en el escándalo, mientras que las acusaciones de abuso y las noticias falsas se cruzan en una historia llena de contradicciones.
El debate sobre las denuncias que involucran al intendente de Trelew, Gerardo Merino, sigue ocupando las primeras planas. Esta vez, el foco de atención está en el movimiento feminista Puerta Violeta, y en particular, en su rama de Trelew, liderada por Lorena Elisainsin. La situación se vuelve más compleja con la intervención de figuras políticas como Colinir y Massoni, quienes, según varios testimonios, estarían utilizando la causa para desgastar políticamente al intendente.
El desencadenante de esta polémica es una denuncia presentada por una trabajadora municipal, quien afirma haber sido hostigada por Merino mediante mensajes de contenido comprometedor. Según fuentes cercanas, la empleada fue desplazada de su puesto tras un «blanqueo» de ñoquis en la municipalidad, quedando sin funciones y sin sueldo. El caso, que involucra una acusación grave de abuso sexual, ha puesto a Merino en el ojo del huracán.
«Nosotras no odiamos a los hombres, pero queremos vivir en un mundo con mayor igualdad y equidad», expresó Lorena Elisainsin, presidenta de Puerta Violeta Trelew, en un polémico audio que se filtró recientemente. En sus declaraciones, Elisainsin se mostró en contra de la banalización de causas como la de Leticia Huichaqueo, una mujer con problemas de salud que lucha por obtener prisión domiciliaria. Sin embargo, sus palabras no fueron suficientes para desmentir los rumores que vinculan a Puerta Violeta con una utilización política de las denuncias. «Estamos ayudando a mujeres que realmente lo necesitan», agregó, pero el tono de sus intervenciones dejó claro que no todos en el grupo comparten la misma visión sobre cómo manejar los casos de abuso y acoso.
El vínculo entre Puerta Violeta y los políticos de la región, como Colinir y Massoni, también ha sido objeto de controversia. Según varios testimonios, las manifestaciones organizadas por el movimiento, como la ocurrida en el aniversario de Trelew, habrían sido orquestadas en parte por estos actores, lo que refuerza la idea de que la causa está siendo usada políticamente.
El caso ha sido explotado mediáticamente por medios falsos locales como Focotre y La Tribuna de Trelew, los cuales han alimentado el fuego con noticias cuestionables. Se ha hablado de un supuesto «chat hot» entre Merino y la trabajadora municipal, pero la falta de pruebas y el contexto ambiguo de los mensajes ha dejado más dudas que certezas.
En cuanto a la denuncia de abuso, muchos coinciden en que debe ser investigada a fondo. Sin embargo, lo que genera controversia es la forma en que se ha politizado este caso, utilizando las acusaciones para atacar a Merino en su mejor momento de gestión. La cuestión no es tanto el contenido de la denuncia, sino el juego político que parece estar detrás, utilizando a las víctimas y las causas feministas como piezas en un tablero político.
Este conflicto evidencia una de las caras más complejas de la política en Chubut, donde las denuncias de abuso y maltrato son rápidamente absorbidas por las luchas de poder locales. Si bien las denuncias de abuso deben ser tomadas con seriedad, el uso de estas causas con fines políticos pone en peligro el avance de los derechos de las mujeres. La verdad sobre lo ocurrido con Merino y la trabajadora municipal debe ser esclarecida, pero también es urgente que se aclare el papel que han jugado ciertos actores políticos en la instrumentalización de este caso, con el fin de evitar que la causa feminista se vea empañada por intereses partidarios.